En el tranquilo esplendor de los años 70, una era de lujo discreto y estilo sofisticado, nació una verdadera obra maestra: el Piaget Altiplano, referencia 9025B2. Este reloj, creado para quienes aprecian la elegancia en estado puro, habla de una época en la que el lujo se definía por la reducción a lo esencial.
Su esfera de ónix negro intenso es como un cielo nocturno, misterioso e interminable, sin índices ni adornos. Cada mirada es como sumergirse en una profundidad tranquila y meditativa. El ónix pulido refleja sutilmente la luz, contrastando con la calidez de la caja de oro amarillo de 18 quilates, elaborada con discreta perfección. Cada faceta de este reloj parece elegida cuidadosamente para crear una obra de arte atemporal.
El brazalete, también de oro amarillo macizo, encaja perfectamente en la caja. No es sólo una correa, sino una extensión del arte: su superficie texturizada hace del reloj una pieza de joyería que apetece llevar. Este diseño es el resultado de la magistral artesanía de Piaget, fusionando tecnología y estética.
Uno puede imaginarse este reloj lucido en recepciones exclusivas, en salones glamurosos o en las muñecas de individualistas que entendieron que la verdadera sofisticación reside en el silencio. Hoy, décadas después, el Altiplano es más que un reloj. Es una cápsula del tiempo, un símbolo de belleza eterna y un homenaje a quienes aprecian el arte de la simplicidad.
Este Piaget no es sólo un reloj: es un compañero que lleva historias del pasado y está listo para contar otras nuevas.
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